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35 La gente se quedó allí para mirar; y por su parte, los gobernantes se burlaban de él. Decían:

―Si es el Cristo de Dios, el Escogido, que se salve a sí mismo como salvó a otros.

36 Los soldados también se burlaban de él. Se acercaron para ofrecerle vinagre, 37 y le dijeron:

—Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.

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